Excursión a El Palmar y Albufera. 18-10-1998

Diario de un 600:
"Era un día soleado, cuando noté que alguien me quitaba la lona que me cubría; era mi dueño y de la alegría empecé a mover mi tubo de escape de derecha a izquierda. Abrió mi puerta y sacó un trapo para quitarme el polvo, (nada raro en él). Lo extraño fue cuando al rato pasó del trapo de algodón a uno impregnado con cera, entonces deduje que tendríamos una concentración y me puse más contento porque vería a mis viejos amigos y conocería a otros nuevos. Horas más tarde, nos pusimos en marcha hacia la Alameda, punto de encuentro habitual cuando tenemos una concentración. Al llegar nos pusimos en batería en el centro de la Alameda. Los viandantes matutinos, que aprovechaban la mañana del Domingo para pasear, se acercaban para contemplarnos más de cerca. De vez en cuando se oía la frase habitual “Mira, ese fue mi primer coche”. De repente se reunieron todos los dueños, y entre murmullos y risas sé dio la salida. Íbamos en parejas formando dos columnas, yo calculo que éramos unos treinta y cinco amiguetes (seiscientos), entre los cuales se encontraban viejos 600 normales, algunos “D” y los mas jóvenes “E” con solo veintitantos años de vida en sus ruedas. No puedo dejar de mencionar los benjamines “L” y los deportistas entre los que se encontraban 2 abarth impecables y una playera o, como se diría hoy en día, un 600 cabriolet. Primero acordaron dar una vuelta por las calles principales de Valencia. Recuerdo que circulábamos por el puente de Aragón, la Gran Vía Marqués del Turia, la calle Ruzafa, la calle Játiva, Guillen de Castro y ya por la orilla del río hacia El Palmar. Entre los pitidos de mis compañeros y los míos se observaban las sonrisas de los niños y la mirada melancólica de los padres. Nada más salir de Valencia, en la entrada de la pista de Silla, hicimos una parada para reagruparnos y así salir todos juntos, esta vez uno detrás de otro formando una columna. Paramos en la zona de descanso del Parque Nacional de la Albufera y se pusieron a almorzar los dueños y sus compañeros. Cabe destacar, según mi dueño, que el pisto del almuerzo, que fue preparado por gente del club, fue el mejor que había comido nunca. Tras el refrigerio visitaron paseando el Parque, y luego nos cogieron para ir hacia El Palmar al que se accede por una estrecha carretera plagada de curvas, por la que circulábamos en columna, atravesando los puentes que parecían hechos a medida para nosotros. Recuerdo que dado que los puentes eran solo de un carril, los que iban en sentido contrario, supongo que pensarían ¨¡Pepe, déjalo pasar!¨ Lo mejor fue cuando pasó uno después otro y así sucesivamente.
Cuando llegamos al Palmar nos aparcaron en fila india y se fueron los dueños y sus compañeros a dar una vuelta en barca, sobre las aguas de la Albufera. Después de un buen rato regresaron y nos fuimos al Restaurante Complejo Devesa Gardens donde según me contó mi dueño comieron bastante bien y se repartieron unos obsequios a los conductores. Tras una sobremesa en armonía, visitaron el "mini-zoo". Al final de la jornada, todos nos despedimos, mi dueño y sus compañeros a su manera, y mis amiguetes y yo a la nuestra, para después regresar a Valencia."